sábado, 9 de abril de 2011

Que es el Mundo?

Que es el Mundo?

Este ambiente malsano se constituye y manifiesta en cuatro fórmulas principales:

a. Falsas máximas, en directa oposición a las del evangelio (bienaventuranzas Mt 5, 1-12).

El mundo exalta las riquezas, los placeres, la violencia, el fraude y el engaño, puestos al servicio del propio egoísmo.

En este ambiente se escuchan expresiones como: “somos jóvenes, hay que disfrutar de la vida”; “Dios es muy bueno y comprensivo; no por gozar y divertirnos nos vamos a condenar”; “hay que ganar dinero sea como sea”; “lo principal de todo es la salud y la larga vida”.

Y va tan lejos el mundo en la subversión de la realidad de las cosas, que un vulgar ladrón es “un hombre hábil en sus negocios”; un seductor “un hombre alegre”; una mujer con trajes indecentes y degradantes, “una que viste al día”, etc. Esta mentira llega a extenderse tanto que se invierten los significados de algunos términos, por ejemplo hoy llamamos: “Habilidad” al engaño; “arte” a la pornografía; “anticuada” a la mujer decente; “rehacer su vida” al adulterio; “Prudencia” a la cobardía; “para adultos” a espectáculos inmorales; “sabrosa conversación” a difamar y chismosear; “responsabilidad” a la comodidad o cobardía de no querer tener hijos, etc, etc.

Es muy importante no dejarnos engañar por estos conceptos falsos, y más importante aún, cristianizar nuestro lenguaje en el contexto de la verdad.

b. Burlas y persecuciones contra la vida de la piedad, los vestidos decentes y honestos, las procesiones morales que califican de ridículas y aburridas; contra las leyes santas del matrimonio que juzgan anticuadas y difíciles de practicar, contra la vida cristiana del hogar; contra la obediencia y sumisión de la juventud a la que proclaman libre para saltar sobre todos los frenos y barreras, etc.

c. Placeres y diversiones cada vez mas abundantes, refinados e inmorales: teatros, cines, baile, centros de perversión, playas y piscinas con inmoral promiscuidad de sexos; revistas, periódicos, novelas, vitrinas, modas indecentes, conversaciones torpes, chistes, morbo, frases de doble o hasta triple sentido. No se piensa ni se vive más que para la diversión a la que se le sacrifica muchas veces el descanso, la unidad familiar y muchas veces hasta lo materialmente necesario para vivir.

d. Escándalos y malos ejemplos casi continuos, hasta el punto de que es imposible salir a la calle, abrir un periódico, contemplar una vitrina u oír una conversación sin que aparezca en toda su crudeza una incitación al pecado en alguna de sus formas.

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